El humo metálico es una mezcla de gases y partículas muy finas. Se produce cuando los metales se calientan por encima de su punto de fusión, vaporizándose y condensándose en humos.
La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer clasifica las partículas de metal en el Grupo 1 (cancerígenos para los humanos).
Respirar partículas de metal y gases puede causar cáncer de pulmón o riñón, condiciones neurológicas similares a la enfermedad de Parkinson, dificultad respiratoria, náuseas, mareos o irritación.
El LEV no captura todas las partículas ultrafinas presentes en el humo metálico, permitiendo que muchas se dispersen, lo que representa un grave peligro para la salud de todos los trabajadores.
Por esta razón, tanto los visitantes como el personal de oficina y otros trabajadores de la fábrica, aunque no participen directamente en tareas de soldadura, siguen expuestos a los riesgos de inhalar estas partículas en suspensión.
La mala calidad del aire en el trabajo puede tener serias consecuencias para tu negocio. Puede causar quejas de empleados, aumentar las ausencias y generar una mayor rotación de personal, dañando así la reputación de tu empresa.
El INSST tiene directrices estrictas sobre la exposición a los riesgos de la soldadura. Si tu empresa no cumple con estas regulaciones, te enfrentas a posibles acciones legales y reclamaciones de empleados por problemas de salud.